La fisiognomía es el arte de estudiar las cabezas y las caras (forma de la nariz, cejas, etc.), su origen es muy antiguo, teniendo como antecedente el método chino Siang Mien a través del cual interpretaban la forma de la cara; conocimiento que fue transmitido oralmente. Actualmente ni los mejores maestros de la fisiognomía, la frenología y la craneoscopia pueden sustraerse a la tentación de juzgar las características psíquicas, espirituales y morales de las personas por la sola observación de los rasgos físicos que las ropas dejan contemplar. Se tienen noticias de que en el antiguo Egipto se enseñaba a los iniciados el
arte de la fisiognomía, después de haber sido sometidos a un análisis de sus facciones, con el fin de saber si eran idóneos para los cometidos que estaban reservados a los elegidos en los templos de Menfis.
En La Ilíada se representa a Tersites con la cabeza puntiaguda, poco pelo, bizco y cojo, así como de hombros y tórax estrechos y hundidos, para referirse a él como un ser desvergonzado, insolente y lleno de malas pasiones. La descripción que hace Homero del pobre hombre, como arquetipo opuesto a las bellas figuras de los héroes, le da a Ulises la justificación moral para increparle y golpearle despiadadamente, ante la complicidad de los guerreros presentes.
Pitágoras y Sócrates seleccionaban a los candidatos que pretendían acceder a sus enseñanzas mediante un minucioso examen del rostro y del cuerpo. El primer documento escrito de fisiognomía que se conserva pertenece a Aristóteles, quien estableció un paralelismo entre los caracteres de los animales y el de los seres humanos. Por ejemplo, unos ojos lánguidos y una nariz ancha indicaban que una persona era flemática y pasiva, por recordar sus rasgos a los de un buey.
En las caretas de las tragedias griegas y romanas se volcaban los atributos de las enseñanzas fisiognómicas para reforzar el carácter que se quería dar al personaje.
San Gregorio Nacianceno, en una invectiva contra el emperador Juliano, dice que “aunque no tengo la pretensión de creerme un hábil fisonomista, me di cuenta del desbarajuste de su espíritu por el aspecto de su rostro y por los movimientos de su cuerpo…”, lo que el santo le “hacía conjeturar, antes de que hubiera hecho nada, todo lo que a su tiempo iba a hacer”. Se sabe que también practicaron el arte de la fisiognomía san Nemesio, santo Tomás de Aquino y san Buenaventura.
En la Edad Media, árabes y judíos se interesaron en esta disciplina, por lo que se hicieron traducir las obras clásicas de esta materia, conocimiento que los médicos utilizaban para tratar de curar a sus enfermos. En el Renacimiento, algunos filósofos, como Cocles y Grippa, consiguieron dar un nuevo impulso a la fisiognomía, en la creencia de que por los rasgos de una persona se podía predecir su porvenir. Sin duda, el príncipe de los fisonomistas de los siglos XVI y XVII fue Gian Battista Porta, napolitano de familia noble que a los quince años ya había compuesto tres libros de magia natural. En el siglo XVII algunos estudiosos de la materia relacionaban los planetas con algún aspecto del cuerpo. Ciro Sponti con las líneas de la frente y Belot con las diferentes partes de la cara.
Un nuevo esfuerzo de los ilustrados del siglo XVIII aporta un balón de oxígeno a la fisiognomía, desprestigiada por las exageraciones que sobre el tema se publicaron. Se da por cierta una anécdota protagonizada por Johan Caspar Lavater. Estando este pastor protestante impartiendo sus enseñanzas en la escuela de fisiognomía de Zurich, un extranjero se introdujo en la sala, se sentó entre los oyentes y, al cabo de un rato, se marchó. Entonces Lavater interrumpió su discurso y dijo a sus alumnos: “El desconocido que acaba de marcharse lleva en su fisonomía todos los signos característicos del homicida, sin embargo, de que sea un hombre honrado”. Después se supo que era uno de los asesinos de Gustavo III.
El último esfuerzo intelectual para rehabilitar la fisiognomía lo realizó, a principios del siglo XIX, el investigador Francisco José Gall. Éste creó, con la colaboración del alemán Spurzheim, la frenología o craneoscopia, relacionando ciertas cualidades de los seres humanos con las protuberancias cefálicas.
Con posterioridad, el español Mariano Cubrí se encargaría de divulgar la nueva ciencia por Europa y América, no sin algunos contratiempos, porque tuvo que comparecer ante un tribunal eclesiástico para responder de sus enseñanzas. Sin embargo, en Francia, donde se instaló más tarde, se granjeó el apoyo de Napoleón III, que le costeó la traducción al francés y publicación de su libro La frenología y sus obras.´
La fisiognomía relacionada con la forma del rostro: Conjugar el ancho y el alto de cualquier cara da como resultado varios tipos de rostro (ancho, cuadrado, rectangular, redondo, etc.) que tienen relación directa con el modo de ser del individuo. A continuación el análisis correspondiente a cada uno de ellos.
 Rostro cuadrado: Este tipo de rostro tiene casi el mismo ancho en las sienes con relación a las mandíbulas. La terquedad es la constante en quienes tienen la cara cuadrada. Son buenos trabajadores y siempre luchan por sus ideales. La fidelidad los caracteriza y se enorgullecen de ella, por lo mismo, no dejan a la pareja con facilidad.
Son personas de naturaleza práctica y prefieren enseñar a la gente cómo hacer las cosas y establecer las normas de lo que se vaya a hacer. Por esa razón, como técnicos, ellos se cuentan entre los mejores y mientras más modos de aplicar sus habilidades hallen, más grande será su probabilidad de éxito.
 Rostro rectangular: La seguridad caracteriza a los portadores de este tipo de cara, quienes sostienen y cumplen su palabra. Además son individuos leales, excelentes compañeros y nunca están solos porque sus amigos los buscan de manera incondicional.
 Rostro alargado: Las personas con este tipo de rostro suelen ser sensibles yse ilusionan con relativa facilidad. Sin embargo, ante cualquier contrariedad pueden desarrollar un comportamiento violento.
 Rostro redondo: Este tipo de rostro es casi completamente circular y representa al individuo sereno, que gusta de la comodidad, el lujo y las diversiones. Algunas veces la cara es alargada, pero si la curva es continua significa lo mismo. Las personas de rostro redondo evitan, a toda costa, las situaciones conflictivas y siempre buscan un terreno seguro.
Los hombres con el rostro redondo muestran una quieta confianza y se elevan a grandes posiciones en la vida social y de negocios mientras que las mujeres de este tipo son buenas amas de casa y dedican mucho de su tiempo a su familia y amistades. Si trabajan fuera del hogar, encuentran oportunidades más amplias para desarrollar sus habilidades.
 Rostro ancho: Las personas con este tipo de cara usualmente proyectan energía en todas sus actividades. Por esa razón, ejercen el liderazgo y tienen gran facilidad para comunicarse con los demás. Le encanta la vida social y tienen un gran poder para atraer el sexo opuesto.
 Rostro triangular: Este tipo de rostro es ancho en las sienes y va estrechándose hasta formar una barbilla puntiaguda. Por esta razón, esta cara parece un triángulo invertido.
Las personas con rostro triangular poseen un temperamento nervioso, dinámico, astuto y ansioso y tratan de encontrar respuesta a todas sus inquietudes.
Los hombres de este tipo deben concentrar su esfuerzo mental en un interés real. A menudo se cambian a otro campo porque algo los aburre. Por lo tanto, la concentración es su gran necesidad, pero sólo puede ser enfocada en algo que verdaderamente les interese. Hallarán la disciplina propia importante para su desarrollo mental y deben equilibrar la actividad mental con alguna clase de entrenamiento físico.
Las mujeres de este tipo son espirituales, consideradas y amenudo altamente sensitivas. Como resultado, se hacen introspectivas. Buscan trabajos o formas de experiencia práctica que las ayude a desarrollar su talento natural y sus capacidades mentales.
 Características frontales: El estudio de las características frontales forma una valiosa ayuda a la fisiognomía, ya que observaciones menores corroboran las más importantes y algunas veces suministran puntos distintos propios. Ellas son las siguientes:
 La frente: Se relaciona con la capacidad intelectual del hombre. Suele tener varias formas que toman en cuenta los fisonomistas.
Ancha: Pertenece a un individuo que es capaz de lograr un alto grado intelectual, que alimenta constantemente porque despeja incógnitas. Además, les gustan las teorías y el estudio de las filosofías.
Estrecha: Este tipo de frente está relacionada con la persona que analiza muy bien los temas, pero que le cuesta trabajo asimilar los conceptos nuevos.
Alta: Denota un tipo fuertemente mental
Baja: Demuestra una naturaleza directa y no dada a las teorías, de aquí la tendencia a clasificar estas personas como poco intelectuales.
 Las cejas: Tanto su forma como su abundancia o escasez tienen la particularidad de transformar la expresión de la cara.
Pobladas: Indican una naturaleza intensa, sensualidad, ímpetu y temperamento fogoso, pero con tendencia a dominar.Finas o delgadas: Refleja una persona que se deja influenciar con relativa facilidad y además son muy exigente.
Largas: Usualmente son personas que procuran alcanzar el triunfo.
Cortas: Reflejan una personalidad imprevisible.
Muy juntas: Indican un sujeto enérgico, posesivo, celoso e inseguro.
Separadas: Señalan adaptabilidad, pero también una persona que cae fácilmente bajo influencias extrañas.
En ángulo: Denota creatividad e imaginativa
Curvas: Muestran una naturaleza curiosa.
Inclinadas hacia arriba: Ambición.
Inclinadas hacia abajo: Irritación, resignación y algo de petulancia
Rectas señalan una naturaleza alerta, cultivada y llena de actividad y acción.
 Los ojos: Dicen mucho y su expresión se conserva a lo largo de la vida sin importar la edad.
Grandes: Revelan una personalidad idealista, soñadora y siempre optimista.
Pequeños: Denotan una persona activa, hábil e inquieta intelectualmente
Protuberantes: Reflejan una buena memoria
Hundidos: Usualmente denota un ser introvertido, callado y prevenido.
Muy juntos: Muestran inseguridad y nostalgia.
Separados; Reflejan una naturaleza egoísta y con tendencia a la improvisación.
Ovalados Muestran gran inteligencia y sagacidad, pero también disposición a creer rumores
Redondos Denota una persona confiada con emotividad, imaginación, observación, pero a veces ingenua.
Ojos muy abiertos señalan a una persona amistosa, confiada.
 La nariz: Es considerada como la parte más importante de la zona emocional para quienes realizan la lectura del rostro
Grande: denota voluntad, originalidad, perseverancia, pero con agresividad
Pequeña: Debilidad, volubilidad, indolencia. impulsivo, irritable y desordenado.
Fina: Señala a una persona nerviosa, irritable y que fácilmente se incomoda
Ancha señala una naturaleza exuberante y turbulenta que a menudo es descuidada.
Larga Denota una persona cuidadosa, preocupada y que puede destacarse laboralmente.
Corta Refleja a una persona alegre, que puede hacer caso omiso de las consecuencias.
Recta: (al ser mirada de perfil) denota sensatez, el individuo es valiente, leal e idealista. Aguileña: propia de alguien excéntrico, intrépido y con marcada tendencia al liderazgo.
Corta y respingona: Amigable.
Respingada: esta forma graciosa revela optimismo, alegría, pasión y sensibilidad extrema. Base ancha: responsable, algo perfeccionista y amante de los grandes placeres de la vida.
 Orejas: Ya en la antigüedad llamaban poderosamente la atención de los estudiosos, por su variedad de formas y tamaños.
Altas: (llegan a la altura de las cejas), persona pensante, práctica, con creencias bien definidas. Bajas: (el pabellón auditivo queda a la altura de la nariz), indican que el individuo es inteligente y con gran agilidad mental.
Grandes: Ambición, intuición, atrevimiento y sin duda reflejan coraje para vencer cualquier tipo de obstáculo por difícil que sea.
Pequeñas: señal de creatividad y timidez que se puede vencer sin mayor dificultad. Puntiagudas o de ‘gnomo’: personas maliciosas, pero inteligentes, ingeniosos y sensuales.
Redondeadas: Sociabilidad, sensualidad, extraversión.
 Boca
Grande: Demuestra tendencia marcada hacia las cosas materiales y de naturaleza liberal, a veces extravagante
Pequeña: individuo discreto, observador y meticuloso.
Recta: representa el equilibrio en todos los aspectos.
Voluminosos: si es el superior, busca la espiritualidad a toda costa. Si se trata del inferior, gusta de las cosas mundanas, intrascendentes.
Hundida: persona de carácter fuerte y avara.
Comisuras hacia arriba: Optimismo, seguridad y orgullo.
Comisuras hacia abajo: Melancolía, inseguridad y pesimismo.
Labio superior elevado por un lado: Sarcasmo e ironía.
Labio superior grueso: Arrogancia, ambición, intolerancia.
Labio inferior de gran tamaño: Debilidad y egoísmo.
Labio superior que sobresale del inferior: Afectuosidad, sociabilidad y generosidad.
Labios delgados: Introversión, avaricia.
 Mentón: Conocido también como barbilla o mandíbula; denota a primera vista el empuje o la pusilanimidad del individuo.
Ancha: Sentido práctico, Perseverancia. Resolución.
Estrecha: Imaginación, sensibilidad pasividad. Susceptibilidad
Cuadrado: Tenacidad, resolución, meticulosidad.
Redondo: Creatividad, adaptabilidad, extraversión, imaginación.
Con hoyuelo: Simpatía, vitalidad y habilidad.
Larga: Denota una naturaleza resistente, que no cede.
Corta: Señala a una persona variable que se cambia a otras cosas si es obstaculizada.