El Efecto Placebo

En siglos pasados la arma más potente que se utilizaba para curar a una persona era el denominado efecto placebo, de lo que se tiene constancia gracias a los documentos médicos de la época. Es el fenómeno por el cual los síntomas de un paciente pueden mejorar mediante un tratamiento con una sustancia placebo (una sustancia sin efectos directamente relacionados con el tratamiento de lo que estaría causando los síntomas del paciente en un primer lugar), tales ejemplos son el excremento de cocodrilo, aceite de gusano, sangre de lagarto y hasta ser tocado por el Rey, que eran medicinas usadas entre el siglo XVI y el XIX. Actualmente no se sabe a ciencia cierta cómo
funciona el fenómeno, por lo que se ha postulado como uno de los grandes misterios de la medicina, pero la explicación fisiológica más aceptada nos presenta que sería la estimulación (no por parte de la sustancia placebo, de lo contrario no entraría en la definición) del núcleo accumbens situado en el cerebro que daría como resultado la mejoría del cuadro sintomático del paciente que afirma estar aquejado por un mal a su salud.
La aparición del efecto está determinada por factores del individuo, de la sustancia (incluida su forma de administración) y del medio en el que se realiza el tratamiento. Sin embargo, la cuantificación de este fenómeno es muy útil en determinar la utilidad y seguridad de fármacos y otras sustancias en la terapéutica. El 30% de los norteamericanos usan terapias alternativas. Se cree que una gran parte de la medicina alternativa está basada en el efecto placebo.
En 1955, el libro The Powerful Placebo, de H.K. Beecher publicó reconoció que el 35% de los pacientes con una amplia variedad de enfermedades podría ser tratada sólo con placebo. En estudios posteriores, se ha visto que puede funcionar en el 70% e incluso se ha llegado a postular que puede con un 90%. El Sistema de Salud de la Universidad de Michigan realizó un estudio en el que localizó un área del cerebro que se activa cuando el paciente cree que está tomando un medicamento. Para llegar a eso se usó dos tipos de escáneres diferentes a personas totalmente sanas:
• Realizaron Tomografías por Emisión de Positrones (PET): Se sometieron 14 voluntarios.
• Resonancia Magnética Funcional fMRI: Se sometieron los 14 anteriores, 16 voluntarios más y 18 personas a las que no se les sometio a PET pero que se les sometieron a las mismas pruebas que a los demás 2 veces.
Los resultados se combinaron: al grupo de personas al completo, se les iba administrando una inyección dolorosa, se registraba la actividad del dolor, y luego se les administraba el placebo. A los grupos de 14 y 16 personas se les advirtió que si conseguían describir los efectos de dicho ‘analgésico’, recibirían una recompensa de 5 dólares. Al grupo de 18 personas se les informó la verdad de lo que se les iba a administrar. La investigación reveló que en los pacientes más receptivos al uso de placebos se activaba la producción de dopamina, un tipo de endorfina responsable de los sentimientos placenteros. Por el contrario, en los pacientes que se les advirtió de la verdad, no había reacción e incluso alguno podía llegar a experimentar el efecto nocebo (es cuando un paciente niega los efectos esperados de un fármaco), que es en medicina y veterinaria el efecto de empeoramiento de los síntomas o signos de una enfermedad por la expectativa, consciente o no, de efectos negativos de una medida terapéutica, se para calificar a las respuestas o reacciones dañinas, desagradables e indeseables que manifiesta un sujeto al administrarle una droga farmacológicamente inerte, de tal manera que las respuestas orgánicas del sujeto no fueron generadas químicamente (como resultado directo de la acción del fármaco) sino más bien como consecuencia de las expectativas pesimistas propias del sujeto al pensar que el fármaco le causaría efectos dañinos, dolorosos y desagradables.Por lo tanto, en el nocebo no tiene por qué existir una droga “real”. Pero aún así, las consecuencias dañinas y desagradables a nivel bioquímico, fisiológico, emocional y cognitivo sí lo son.

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