Hacer un masaje

Es una forma de estímulo físico que provoca reacciones metabólicas, biológicas, psicológicas y sociales beneficiosas. Probablemente es la herramienta terapéutica más antigua que el ser humano utilizó para proporcionar/se un recurso natural contra el dolor. Su evolución y uso ha sido parejo al de la sociedad, hasta convertirse en la técnica de “tacto estructurado” que hoy conocemos.
masaje.Ya los chinos en la antigüedad conocían lo beneficiosos que los masajes y el contacto de las manos con el cuerpo producían.
masajePor su parte egipcios, romanos e hindúes desarrollaron diversas técnicas de masaje a lo largo de la historia, siendo los masajes que hoy podemos disfrutar fruto de la recopilación de esas técnicas milenarias.
Un masaje logra que los músculos puedan recuperar la elasticidad perdida y hacen desaparecer los signos de tensión muscular, proporcionando una sensación de relax que alivia las tensiones, ansiedad y preocupaciones.
Un buen masaje es relajante, y genera bienestar, tanto para quién lo recibe, como para quién lo realiza.
Nada mejor entonces que luego de un arduo día de trabajo y en la
comodidad del hogar recibir unos minutos de un buen masaje relajante.
La siguiente guía te será de gran utilidad:
- Si está muy frío o caliente el ambiente, la persona no lo va a disfrutar.
-Si no tienes aceite para masajes, puedes usar aceite para bebé. No uses demasiado aceite. Comienza con menos de lo que crees que vayas a necesitar. Un exceso de aceite puede eliminar la fricción, que es lo que hace que un masaje se sienta bien.
-Siempre ten cuidado al aplicar presión en la espalda baja. Recuerda que no hay costillas que protejan los órganos internos de la presión de tus manos y evita presionar directamente en la columna. Existen casos en los que un masaje en la espalda puede agravar un problema médico. Pregunta si tiene alguna enfermedad, y si es así, pídele que consulte a su médico si se le puede dar un masaje.
-Una superficie plana, confortable pero firme, como una cama que no esté tan blanda, es el lugar perfecto ideal para empezar, al acostarse la espalda debe estar en posición horizontal y recta, y coloca una almohada o cojín donde la persona va a poner su pecho, encima de él/ella pon una sábana para absorber el exceso de aceite.
-Para tener acceso a la espalda baja pide que se afloje el pantalón y que se quite la ropa de la parte de arriba del cuerpo o que se coloque una toalla.
-Haz que se acueste boca abajo con la almohada debajo del pecho y para mantener el cuello derecho coloca una toalla debajo de su frente y dobla otra para colocarla debajo de los tobillos.
-Infórmale cuando vayas a empezar y que te diga cuando le causas dolor o le resulta algo incómodo.
-En una de tus manos coloca el aceite y flótalas con él para que se caliente, posteriormente extiende el aceite alrededor de la espalda, hombros y cuello de la persona con movimientos ligeros.
-Presiona haciendo círculos. Coloca una mano en la espalda baja y presiona con la otra mano sobre ella. Con los brazos extendidos, empieza a hacer pequeños círculos, subiendo y bajando por la espalda. Este paso repítelo 2 o 3 veces a un lado de la columna.
-Como complemento haz una mano en forma de “L” y muévela en dirección de tu pulgar aplicando presión y reduciendo gradualmente la distancia entre el pulgar y el dedo índice.
-Gira la muñeca para hacer un movimiento de estiramiento del músculo. Conforme vas juntando el pulgar y el índice, la parte de afuera de tu mano (a un costado del dedo menique) debe irse deslizando por la espalda. Alterna tus manos en un movimiento parecido al de un limpiaparabrisas.
-Masaje con los nudillos. Repite 2-3 veces. No apliques presión sobre la espalda baja, y recuerda evitar la columna vertebral.
- Coloca tus puños en la espalda. Con los brazos rectos y los nudillos y los dedos en contacto con la espalda, desliza hacia arriba y continuar hacia arriba y sobre los hombros. Luego, arrastra los nudillos hacia atrás con ligereza.
-En la última repetición con los nudillos, en lugar de bajar por la espalda, puedes levantar el músculo del trapecio, que es el músculo que conecta el cuello con los hombros.
-Repite presionando en círculos, levantando los músculos y dando masaje con los nudillos en el otro lado de la columna. Párate por la cabeza y coloca tus manos en los músculos del trapecio. Con los dedos pulgares extendidos deslízalos entre los omóplatos y la columna vertebral (con dirección de las caderas hacia la cabeza). Conforme un pulgar llega hasta arriba el otro empieza a subir. Este movimiento lo haces con las dos manos a un lado de la columna vertebral y luego al otro lado.
-Coloca ambos pulgares en la espalda alta a cada lado de la columna vertebral. Con presión constante y despacio desliza los pulgares hacia abajo por la espalda. Al llegar a la parte superior de las caderas, deja los dedos pulgares presionando allí por unos segundos antes de comenzar una nueva repetición.
- Repite el movimiento con los pulgares cada vez más distanciados de la columna vertebral. Haz Giros. Regresa a un lado de la persona. Coloca una mano arriba de una cadera y la otra mano por arriba de la otra. De manera fluida, mueve una mano hacia ti y la otra mano alejándola de ti. Al llegar al centro de la espalda, ambas manos se deslizan en direcciones opuestas. Repite este movimiento hasta llegar a la zona de los hombros, y luego, vuelve a bajar. Repite tres veces.
-Extiende los dedos de ambas manos. Desliza las yemas de los dedos por la espalda, comenzando con una mano a la altura de las caderas y la otra a la altura de los hombros. Repite varias veces y lentamente disminuye la presión hasta que las manos estén casi flotando.
Al final debes colocar una toalla sobre la espalda y brazos de la persona y frota suavemente para absorber el aceite. Recomiéndale a la persona que se levante lentamente.

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