Las habilidades numéricas de los animales no-humanos ha sido desde hace mucho tiempo una fuente de fascinación y de contención para los expertos. Ya en 1940, el biólogo Otto Koehler y sus estudiantes demostraron que las palomas podían ser entrenadas para picotear un grupo de tres semillas e ignorar otro grupo que contenía dos.

La abeja más común del mundo, que es la abeja Apis mellifera, tiene la habilidad de diferenciar entre diferentes números con sólo un vistazo, señaló un estudio reciente realizado por científicos del ARC Centre of Excellence in Vision Science (ACVES) de Australia, en colaboración con científicos de la Universidad de Wuerzburg, en Alemania.
Los resultados de esta investigación revelan, por tanto, que las abejas tienen
ciertas habilidades matemáticas, un hecho jamás antes observado en insectos, sería el primer estudio que constata una capacidad numérica visual en invertebrados, según se explica en un comunicado del ACVES.
ciertas habilidades matemáticas, un hecho jamás antes observado en insectos, sería el primer estudio que constata una capacidad numérica visual en invertebrados, según se explica en un comunicado del ACVES.

La presentación de puntos en azul o amarillo, con forma de estrellas o de limones, no engañó a las abejas, que siguieron volando con seguridad a través del camino correcto una vez hubieron entendido y memorizado el significado de los signos, basado en los números.
Al principio, las abejas dedicaban algo de tiempo a escudriñar los puntos, pero en las visitas posteriores se dirigieron a gran velocidad y directamente hacia donde debían.
Según los científicos, definitivamente las abejas son capaces de reconocer las diferencias entre dos, tres y cuatro, aunque con el cuatro ya se equivocaban más. Esto significa que son capaces de responder rápidamente a un pequeño número de objetos.
Según Zhang, las abejas usan dos sistemas de memoria. Uno es el de la memoria de trabajo (que se refiere a las estructuras y procesos usados para el almacenamiento temporal y la manipulación de la información), que les sirvió para recordar el número de puntos que llevaban a la recompensa.
El segundo sistema consiste en reglas de memoria, y les sirvió para localizar la recompensa, incluso cuando los patrones de los puntos fueron modificados en su aspecto.
El experimento, por otro lado, demuestra el admirable potencial de aprendizaje de los insectos sociales. Zhang afirma que esta capacidad de diferenciar entre diferentes números es parte de la capacidad de las abejas para orientarse en largas distancias, cuando se alejan de la colmena en busca de alimento y luego tienen que regresar a ella.
Investigadores del ACVES han rastreado a abejas que han llegado a distanciarse de sus hogares hasta 11 kilómetros, regresando después sin problemas a su lugar de origen.
Según Zhang es probable que, según los resultados del experimento, no existan diferencias en este sentido entre insectos y otros animales.
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